La moda de los reality shows se ha apoderado del espacio público y está provocando que decir lo que uno piensa se confunda con decir la verdad. Es un tema al que he dedicado un capítulo de Cuenta siempre contigo y me parece importante resaltarlo porque en el argot periodístico el término denominado «La Era Trump» ya empezó a asentarse y se hace muy patente.
La palabra sinceridad se ha convertido últimamente en una especie de latiguillo hipócrita, asociada oscuramente a la idea de que existe algo así como una visión correcta del mundo que por lo general coincide con la propia. Pero es el éxito y no la honestidad lo que nutre la admiración de la arena pública hoy en día.
La verdad es siempre plural. No puede existir sin el otro.
Pero esto es algo diametralmente opuesto a los discursos populistas. Estos se nutren de la exclusión. De las fronteras. Convierten diferencias y opiniones en amenazas. Y cuando les pillan mintiendo, rápidamente se agarran al manual de persuasión semántica y sacan de allí cosas como los “hechos alternativos”.
Según las últimas noticias Donald Trump se hace cada vez más popular entre los suyos y no por crear, cohesionar, inspirar o hacer progresar el país sino simplemente, sino porque cumple sus promesas. A sus votantes les parece un hombre sincero.
Ser sincero es decir lo que uno piensa. Pero no necesariamente hemos de tomar verdadera la premisa de que lo que uno piensa sea la verdad. Creí que lo habíamos aprendido de la historia. Pero el miedo ante la incertidumbre del cambio hace que las multitudes queden atrapadas en las redes de la propaganda que usa como el modelo aquella vieja doctrina de Göebbels que aseguraba que “una mentira repetida mil veces se convierta en verdad”.
Eso sucede únicamente cuando no hay posibilidad de contrastar la información para acercarse lo más cerca posible a los hechos. Y esto nunca puede hacerse únicamente viniendo desde un lado o mirando desde un solo ángulo.
Los populismos no tienen la capacidad para comprenderlo. Vienen cableados por las estructuras mentales y valores tribales, pero la humanidad está evolucionando hacia una mentalidad nueva. Se está alejando de la retrograda mente tribal, abrazando la colaboración como el nuevo orden social.
Aunque pueda parecer que los populismos se están haciendo cada vez más fuertes, para mí esto son solamente los últimos coletazos de un invierno largo. Igual que la noche es más oscura justo antes de que anochezca, nos puede parecer que “esto pinta mal”. Pero no lo es.
Hacen todo lo posible para que lo sea y te lo repiten mil veces. Pero recuerda siempre que:
La verdad es plural
Y harás que pronto salga el Sol.
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