Vista la velocidad de avance del cambio climático y la lentitud de nuestra respuesta, tengo dos noticias que compartir: una buena y otra mala. Empecemos por la buena: la Tierra sobrevivirá. Ahora viene la mala: lo puede hacer sin nosotros.
El cambio climático se está acelerando y una parte importante de la culpa viene por la mala contabilidad que seguimos llevando. El principal propósito de este libro fue presentar una forma de contabilidad distinta. Una contabilidad anclada en la triple ganancia. La que sirve para asentar bases de sostenibilidad para la empresa, la sociedad y la biosfera.
Tenemos las herramientas necesarias para frenar el calentamiento global. Estas herramientas pueden ser tanto aquellas basadas en tecnología, como otras basadas en procesos naturales. Las herramientas y soluciones que tenemos a mano no son autoexcluyentes. Todas suman y son válidas para mantener el calentamiento global por debajo de 1,5º C, pero ¡HEMOS DE ACTUAR YA!, y lograrlo durante esta década decisiva.
Los tres párrafos anteriores son el extracto del capítulo final de La Empresa Familiar Sostenible en el cual el foco gira de los empresarios familiares —vistos como capitanes de la industria— hacia su nuevo rol como parte de los guardianes del planeta.
El libro está dirigido a los propietarios de las empresas familiares a los que corresponde la muy compleja tarea de gobernarlas. Motivar a sus stakeholders para aceptar los intereses ajenos como propios es una de sus principales responsabilidades. En este sentido han de ver sus empresas desde su doble función: la primera, de dar el foco y la segunda, de crear el sentido compartido para toda la organización.
No es una tarea fácil y para lograrla tienen a su alcance dos fuentes de energía presentes en todo tipo de organizaciones. La primera es la del miedo. Los propietarios de las empresas familiares tienen el poder de usar el miedo para forzar la alineación de los intereses ajenos con los propios. Es una visión negativa que suele dar resultados pero solo en el corto plazo.
La otra fuente de energía es la aspiración. Esta parte de una energía positiva. Es una fuente de motivación proactiva que hace que los stakeholders acepten los objetivos de la empresa como los propios. Es una visión anclada en el largo plazo y por lo tanto muy ligada a la propia naturaleza de las empresas familiares.
En este camino, siendo líderes, los empresarios familiares han de hacer una decisión importante. ¿Quieren que sus empresas sean free riders o front runners? Esto va ligado a la pregunta: ¿por qué queremos movernos? La respuesta determina el comportamiento proambiental de las empresas. Refleja si su posición inicial con respecto a la gobernanza sostenible y medioambiental será proactiva o reactiva.
Sin embargo, para hacer que la aspiración se asentara en la cultura de la empresa hace falta cambiar la idea del éxito como algo asociado a logros de una persona en un momento determinado por otra visión sistémica que entiende el éxito como proceso en lugar de evento, tal como lo explica Peter Senge.
Hace falta ver el propio liderazgo, no como una calidad intrínseca ligada a la manifestación del poder de una persona determinada, sino como una calidad emergente que se genera como una manifestación de las relaciones entre todas las partes que componen el sistema. Es la visión del poder retratada por Michel Foucault, el célebre filósofo francés, quien veía el poder como la co-creación entre todos los participantes y lo alejaba de la visión reactiva en la cual la mayor parte de las personas se limitaban a ser meros receptores de las manifestaciones del poder. En lugar de ello, los stakeholders son los vehículos del poder.
Los stakeholders facilitan que el poder emerja, pero en las empresas familiares esta visión, debido a la forma de propiedad centrada en manos de una o muy pocas personas, está tardando de asentarse. Siendo tradicionalmente ligadas a la voluntad de una persona o la de sus herederos, la toma de decisiones en las empresas familiares no deja mucho espacio para la diversidad de miradas y opiniones. Asimismo, tanto el éxito como el fracaso están asociados directamente al fundador o la familia fundadora. Son parte de la misma narrativa que desde hace siglos, anclada en la mitología de héroes, define nuestras sociedades.
Los héroes son y piden ser visibles. Pero, alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible requiere de una mitología nueva. Requiere de modestia y humildad.
Requiere de una mitología construida alrededor de las victorias invisibles. Una de éxitos sin dueños. Una de héroes discretos comprometidos con el propósito común de hacer que desde la huella que dejamos crezca la economía verde en una sociedad sostenible, dentro de los límites que sostienen la vida en el planeta.
Esta mitología no debería ser ajena a los empresarios familiares. Al menos no para aquellos que son conscientes de que el mayor éxito es trasladar la empresa a las siguientes generaciones. Pero, esto no será posible si no somos capaces de asegurar que las generaciones venideras disfruten de las mismas o las mejores condiciones de vida en la Tierra, como estas que hoy en día tenemos nosotros mismos.
Los empresarios familiares tienen un rol importante en generar y asentar esta mitología nueva. Son una de las claves para asegurar que evitemos la mala noticia, la del inicio de este texto.
(Sobre esto y otros temas he hablado para The Family Firm Institute – FFI Virtual Study Group Iberoamericaen y en este webinar dirigido por el Dr. Oriol Lugo)