Inacabado

Si las culturas lingüísticas diferentes crean individuos diferentes[1], yo soy claramente inacabado. Obligado por mi propia voluntad y sus correspondientes circunstancias, diariamente vivo inmerso en cinco culturas lingüísticas. Cuando digo cinco distingo claramente entre la cultura lingüística de la lengua croata de la, lingüísticamente hablando, muy parecida lengua serbia, por los motivos que quedaron obvios en las últimas décadas, definidas por el conflicto bélico y el osterior distanciamiento político. Los demás idiomas con los que me manejo diariamente son el castellano, el inglés y el sueco.

El idioma que usamos juega el rol fundamental en la construcción de la realidad que percibimos. Uso  a propósito el verbo construir en lugar de interpretar, porque es un proceso activo y no pasivo. Tras más de la mitad de mi vida viviendo inmerso en unas culturas lingüísticas muy distintas a la que me formó en mis primeros años de individuo, yo soy muy diferente al quien fui. Más allá de los cambios fisiológicos y biológicos que he experimentado, el individuo que yo fui, viviendo de chaval en un pequeño pueblo del sur de Croacia, poco tiene que ver con el individuo peludo que teclea éstas caracteres, en el sur de Suecia.

Más allá de aquella genial definición de Ortega y Gasset quien decía “Yo soy yo y mi circunstancia”, yo soy yo y mis lenguas. Son mis hijas y, “y si no la(s) salvo a ella(s) no me salvo yo”[2] Este es el proceso en el que vivo inmerso dialogando entre las diferencias intentando que los sentidos generados por cada una de las culturas lingüísticas que me influyen no transformen (demasiado) mi propia realidad. Porque, en fin, la forma en la que conceptualizamos el mundo depende del lenguaje que usamos[3].

Por ello me siento inacabado. En proceso. Y si acepto la neurosis como conversaciones inacabadas, pues también me siento neurótico. Pero siguiendo el consejo de Žižek, disfruto de mis síntomas[4]. Y escribir me sirve de espacio donde disfrutarlo. Es donde mejor puedo poner en perspectiva las conversaciones inacabadas, y  expresarme tal como hice en el capítulo final de Conectar los puntos. Inventar lo posible

Ruido.

Sin sentido.

Imposible.

Son algunas de las sensaciones que me inundan cada vez que me sumerjo en un país nuevo cuya lengua no hablo, cuya cultura y costumbres no conozco. Lo que a mí me suena a chino, en realidad son pistas llenas de sentido, son conversaciones que construyen la realidad.

Para complicar aún más las cosas, la gente no solamente conversa acerca del mundo que les rodea, también lo hace, y mucho, sobre realidades imaginadas. Aquellas que permiten “cooperar de forma eficaz con extraños porque creemos en cosas como  los dioses, las naciones, el dinero y los derechos humanos”, como tan bien argumenta Yuval Noah Harari. Pero ninguno de estos elementos podría existir al margen de las historias que la gente inventa. Las que nos contamos los unos a los otros.

Así que al “aterrizar” no solamente me encuentro con una compleja red de sonidos y sílabas incomprensibles que los “indígenas” usan para comunicarse, también me topo con la necesidad de conocer las realidades imaginadas que sostienen toda la construcción social que me rodea. Mientras no sea capaz de hacerlo, mi realidad será muy distinta a la suya y será imposible que yo me desenvuelva con confianza en este  nuevo entorno

Por estas razones, creo que hay un reto más tentador e interesante que la inmersión cultural en un nuevo país. Al llegar puede parecer “imposible”. Pero, no lo es. Simplemente se trata de una experiencia que obliga a emprender un montón de nuevas acciones. Me convierto en ese controlador aéreo que va haciendo aterrizar uno por uno los centenares de puntos encendidos en la pantalla. Punto por punto, conecta las líneas. Inventa lo posible.

Inventar lo posible es poseer el poder, no la verdad.

[1] Echeveria, R. (2011) Ontología del lenguaje, Granica

[2] Ortega y Gasset, filósofo y ensayista español, exponente principal de la teoría del perspectivismo y de la razón vital, acuñó la frase que generó un largo debate filosófico: «Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo»

[3] Storey, J. (2012) Cultural theory and popular culture, Pearson

[4] Žižek, S. (2007) Enjoy Your Symptom!: Jacques Lacan in Hollywood and Out, Routledge Classics

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