Tenía unos 13 o 14 años cuando, con todo el apoyo de las hormonas, me planté ante mi madre y con plena convicción la informé que me iba a rapar el pelo por ambos lados de la cabeza y subir lo que quede en una punk-cresta, pintada de varios colores.
- Me parece muy bien. – Dijo mi madre ante mi cara atónita y solamente añadió – ¿Has pensado dónde vas a vivir?
Hasta allí se quedó la convicción.
No sé por qué, pero pensar en aquella anécdota con mi madre me vino ayer viendo la convicción que hay por “desconectarse” de España.
- Me parece muy bien. Pero ¿dónde vas a vivir?
A este paso la convicción tiene mucho parecido con un adolescente que se proclama independiente en la tienda de campaña del jardín de los padres con todos los servicios incluidos.
A tres semanas de la “desconexión” me parece que la gran mayoría de la gente todavía no es consciente que esto ya ha pasado de la fase de gritos y cánticos que se lleva el viento. Esto ya entra en el punto donde las decisiones se convierten en hechos. Y los hechos del 2 de octubre, en el actual contexto, no pintan nada bien. Para nadie.
Referéndum sí. Claro que sí. Me parece muy retrogrado el mero hecho de negarse incluso a hablar sobre este instrumento democrático. Pero también me parece retrogrado llevarse todo el pueblo catalán por un camino sin ninguna certeza.
Más allá de las dogmas, retórica y gimnástica semántica no existe un plan claro por donde llevar la «Republica Catalana» tras la “desconexión”.
Estoy convencido de que habrá referéndum. Estoy convencido de que el Sí triunfará. Estoy convencido que muchos se llevarán las manos a la cabeza.
Incluso que serán muchos de los que votaron el Sí. Igual que lo hicieron muchos de los que votar el Sí del Brexit.
Esto va en serio y habrá que tomárselo en serio.
Lo que admiro mucho es la transversalidad del movimiento independentista catalán. Este amalgama de disintas opiniones e ideologías, tan propio del “seny”. Yo lo veo como una potencia enorme para por fin terminar la Transición española. Lo veo como un punto de inflexión que puede transformar el país y con las fuerzas de cambio, que quieren tener una Catalunya prospera a su lado, hacer que la gente viviese mejor y se siéntese libre y cómoda de expresar cualquier identidad que tuviera.
Hay que bajar el tono, calmar las emociones y usar la cabeza. Hay que darse cuenta que por encima de todo está la paz. El choque entre los extremos que hoy en día llevan las riendas del “tema Catalán” no conduce allí.
Los que votarán el Sí e día 1 de octubre tienen sus motivos. Hay que respetarlos. Pero, estoy seguro que, ampliando el foco, más que uno se replantaría el voto si la pregunta;
¿Quiere que Cataluña sea un Estado independiente en forma de república?
fuera seguida de una alternativa.
Como por ejemplo:
- ¿Quiere que Cataluña sea un Estado independiente en forma de república?
o
Que todos los políticos corruptos acaben en la cárcel.
- ¿Quiere que Cataluña sea un Estado independiente en forma de república?
o
Que el Partido Popular se vaya a la oposición durante los próximos 5 mandatos.
- ¿Quiere que Cataluña sea un Estado independiente en forma de república?
o
Que el Barça gane el triplete durante las próximas dos temporadas.
Y también para los que irán a votar por el puro cachondeo y/o ganas de liarla
- ¿Quiere que Cataluña sea un Estado independiente en forma de república?
o
Que La Marimorena sea el himno oficial de España
Referéndum sí. Y tanto que Sí.
Pero no a cualquier precio.
Me parece muy peligroso el rumbo que el Gobern está tomando. No quiero ver que Catalunya acabara tomando el rumbo de Kosovo que a pesar del apoyo de muchos países e instituciones internacionales sigue en el limbo desde hace casi dos décadas.
España está a punto de acabar la Transición y Catalunya juega un papel importantísimo. No podía ser de otra forma conociendo el afán por el progreso y prosperidad que tanto le caracteriza al pueblo catalán. El 2 de octubre me parece un perfecto punto de partida para definir el futuro estatus de Catalunya. Si siga o se vaya de España no me parece tan importante como el proceso que se vaya a producir para llegar a ello.
Por esto cabe tomarse un respiro ante los canticos y reflexionar:
Referéndum Sí.
Pero ¿Has pensado dónde y cómo vas a vivir?
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