El 2016 se acaba. Ha sido un año emocionante. Al nivel global hemos vivido muchos cambios que seguramente harán que el 2017 también lo será. Ojalá, las cosas mejoren, pero no soy muy optimista. El mundo grande asusta cada vez más y se alimenta del miedo que genera.
Lo que me inspira el optimismo es la fe en los mundos pequeños. En los mundos que no sigan el juego del miedo viral.
Al nivel personal, he vivido el año muy importante. Ha sido el inicio de un nuevo ciclo vital. Me he mudado a Suecia. Me he casado (dos veces 🙂 ¡gracias locos de la Masia!). He publicado mi primer libro. He ganado el premio Feel Good. Murió mi padre.
Es mucho que digerir, pero ahora tengo herramientas que no tenía cuando llegué a Barcelona, en 2002. Ahora ya no veo bendiciones o desgracias. Problemas o oportunidades.
Veo material literario y cuento conmigo.
No tengo ni la menor idea que futuro voy a tener. Pero seguiré creyendo que, aunque no resulta nada fácil, ayuda confiar que de todas las circunstancias que pueden suceder viviré las mejores o al menos las “menos peores” de las que vayan a venir.
Queridos amigos, desde la inmensa gratitud por el apoyo, cariño, confianza e interés que me habéis prestado os deseo un MARAVILLOSO AÑO NUEVO. Y recordad siempre:
Pase lo que pase,… ya pasó.
La M del titulo de este post no es una errata. Para ser feliz hay que moverse. Porque la forma más sencilla y más familiar del cambio es el movimiento.
Así que muevete. Cuenta contigo y los que te aman.
El resto es el ruido de fondo que si te interesa te puede servir para algún tráiler 🙂 y si no, no lo hagas caso.
¡Un abrazo!
Kram!
BåRIS